POTAJE DE GARBANZOS SIN OLLA A PRESIÓN
Si hay un plato que representa la cocina de siempre, ese es el potaje de garbanzos sin olla a presión. Con su aroma inconfundible y su sabor reconfortante, nos transporta directamente a la cocina de la abuela, donde el tiempo parecía ir más despacio y cada cucharada sabía a hogar.
A diferencia de las prisas modernas, este guiso se cocina sin atajos, permitiendo que cada ingrediente libere lo mejor de sí. Poco a poco, con mimo, el resultado es un plato lleno de carácter, ideal para los días en los que buscamos algo más que solo alimentarnos: buscamos reconectar.
Además, el uso de productos sencillos como las acelgas, el chorizo y los garbanzos demuestra que no hace falta complicarse para comer bien. Todo lo contrario, a veces, lo humilde es lo que más reconforta.
Por otro lado, preparar un potaje de garbanzos sin olla a presión es también un ejercicio de paciencia y tradición. Es una forma de cocinar que invita a disfrutar del proceso, a dejarse llevar por el olor del sofrito y el chup-chup constante del guiso.
En definitiva, si estás buscando un plato que alimente cuerpo y alma, este es tu sitio. Quédate y descubre cómo lograr ese sabor auténtico que solo se consigue a fuego lento.
INGREDIENTES DE LA RECETA DE POTAJE DE GARBANZOS
(para 4 personas)
- 300 g de garbanzos secos
- 1 manojo de acelgas (o un buen puñado, al gusto)
- 1 chorizo (dulce o picante, según preferencia)
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 zanahoria
- 1 hoja de laurel
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 1 cucharada de tomate triturado o una cucharada de concentrado de tomate
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal al gusto
- Agua
PREPARACIÓN DE LA RECETA DE POTAJE DE GARBANZOS SIN OLLA A PRESIÓN
Para empezar, coloca los garbanzos en un bol grande con agua fría y una pizca de sal. Déjalos en remojo al menos 12 horas. Esto los ablandará y facilitará la cocción.
Al día siguiente, comienza pelando y picando la cebolla, el ajo y la zanahoria. Lava bien las acelgas y separa las hojas de las pencas. Corta las hojas en tiras y, si usas las pencas, trocéalas finamente.
Corta el chorizo en rodajas gruesas o medias lunas, como más te guste.
En una cazuela amplia con un buen chorro de aceite de oliva, sofríe primero la cebolla y el ajo a fuego medio. Cuando estén transparentes, añade la zanahoria y el laurel.
Pasados unos minutos, agrega el tomate triturado. Deja que todo se cocine unos 5 minutos, removiendo de vez en cuando.
Después, incorpora el pimentón, remueve rápido para que no se queme, y acto seguido añade los garbanzos escurridos.
Ahora, cubre los garbanzos con agua caliente, al menos tres dedos por encima. Sube el fuego hasta que empiece a hervir. Entonces, bájalo al mínimo, tapa la cazuela parcialmente, y deja cocer a fuego lento durante 2 a 2 horas y media, removiendo de vez en cuando.
Durante la cocción, si ves que se consume mucho líquido, añade un poco más de agua caliente para mantener el nivel.
Cuando los garbanzos estén casi tiernos (puedes probar uno para asegurarte), añade el chorizo y las acelgas. Cocina todo junto unos 20-30 minutos más, hasta que las verduras estén hechas y el chorizo haya soltado su sabor.
Prueba de sal y ajusta si es necesario.
💡 CONSEJOS FINALES
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No uses agua fría durante la cocción si necesitas añadir más, siempre que sea caliente, para no cortar la cocción.
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El potaje está aún mejor al día siguiente, cuando los sabores se han asentado.
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Si quieres un toque más espeso, aplastar algunos garbanzos contra la pared de la cazuela y remover puede ayudarte a engordar el caldo.
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Puedes añadir una pizca de comino o pimienta negra para darle un matiz extra.
Sirve caliente, con un buen trozo de pan y, si quieres rizar el rizo, acompáñalo con una guindilla en vinagre para los que gustan del picante.