FLAN DE HUEVO CASERO AL ESTILO DE LA ABUELA
El flan de huevo casero es uno de esos postres que nunca pasan de moda. Su textura suave y su sabor tradicional lo convierten en una delicia que gusta a grandes y pequeños.
Además, es una receta sencilla que no necesita ingredientes complicados.
Para prepararlo, solo hace falta leche, huevos, azúcar y un poco de paciencia.
Aunque existen muchas versiones, la receta clásica es la que guarda ese toque especial que recuerda a los postres de la infancia.
Por eso, hacer un buen flan es casi un homenaje a la cocina de nuestras abuelas.
Por otro lado, su versatilidad permite servirlo como broche de oro tras cualquier comida, ya sea una celebración o una comida cotidiana.
Con su caramelo dorado y su sabor delicado, siempre queda bien en la mesa.
En resumen, preparar un flan de huevo casero es apostar por lo auténtico. Con pocos pasos y mucho mimo, se consigue un postre de toda la vida, perfecto para compartir y disfrutar sin prisas.
INGREDIENTES DE LA RECETA
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1 litro de leche entera
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6 huevos grandes
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150 g de azúcar (más un poco extra para el caramelo)
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1 trozo de cáscara de limón (sin lo blanco)
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1 ramita de canela (opcional, pero le da un sabor muy bueno)
PREPARACIÓN DE LA RECETA DE FLAN DE HUEVO CASERO
Primero, pon unas 5 cucharadas de azúcar en un cazo pequeño con un chorrito de agua.
Llévalo al fuego medio y deja que se derrita sin remover, solo moviendo el cazo de vez en cuando para que no se queme.
Cuando adquiera un color ámbar dorado, viértelo rápidamente en el fondo de un molde (o varios pequeños, según prefieras). Muévelo para que el caramelo cubra bien la base y un poco de las paredes. Reserva.
A continuación, calienta la leche en un cazo junto con la cáscara de limón y la canela.
Cuando rompa a hervir, apaga el fuego y deja que repose unos 10 minutos.
Esto permitirá que se infusione bien y coja sabor. Luego, cuela la leche para retirar el limón y la canela.
Mientras tanto, en un bol grande, bate los huevos con el azúcar hasta que se integren, sin llegar a espumar mucho.
No hace falta batir demasiado, solo que quede una mezcla homogénea. Después, incorpora poco a poco la leche templada, removiendo sin parar para que no se cuajen los huevos.
Cocción
Vierte la mezcla en el molde caramelizado. Luego, coloca el molde dentro de una fuente grande apta para horno y añade agua caliente hasta que cubra más o menos la mitad del molde (al baño María).
Mete todo en el horno precalentado a 160 ºC durante unos 50-60 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo, este salga limpio.
Cuando esté listo, saca el flan del horno y deja que se enfríe a temperatura ambiente.
Después, guárdalo en la nevera al menos 4 horas, aunque lo ideal es de un día para otro. De este modo, cogerá mejor la textura y el sabor.
Por último, pasa un cuchillo por los bordes, con cuidado, y dale la vuelta sobre un plato hondo. El caramelo caerá por encima dejándolo precioso y brillante.
✅ Consejos de la abuela para un flan de huevo perfecto y sin burbujas
Controla el caramelo. No remuevas con cuchara mientras se derrite; solo mueve suavemente el cazo. Así evitarás que se cristalice o amargue.
Vierte el caramelo con rapidez. Una vez tenga el color ámbar dorado, viértelo en el molde sin perder tiempo, ya que se endurece enseguida. Gíralo para cubrir bien el fondo y parte de las paredes.
Infusiona la leche con calma. Deja reposar la leche caliente con la cáscara de limón y la canela al menos 10 minutos. Este paso marca la diferencia en el sabor final.
Bate sin hacer espuma. Mezcla los huevos con el azúcar suavemente, sin batir en exceso. Si introduces mucho aire, el flan saldrá con burbujas en lugar de tener una textura lisa.
Añade la leche templada poco a poco. Si la leche está muy caliente y la viertes de golpe, puedes cuajar los huevos y estropear la mezcla. Ve despacio y sin dejar de remover.
Cuela la mezcla antes de verterla. Así eliminas posibles restos de huevo y aire, y consigues un flan más fino y sedoso.
Horno suave y constante. Hornea a 160 ºC y al baño María para una cocción lenta y uniforme. Vigila que el agua del baño no hierva para evitar burbujas o que el flan se agriete.
Comprueba el punto con un palillo. Debe salir limpio, pero con algo de humedad. No te pases de cocción, o quedará seco.
Reposo en la nevera. El frío mejora la textura y potencia el sabor. Lo ideal es dejarlo toda la noche.
Desmolda con delicadeza. Pasa un cuchillo por los bordes y da la vuelta sobre un plato con borde alto para recoger bien el caramelo.
🔄 Variantes del flan casero tradicional
Flan de vainilla: sustituye la cáscara de limón y la canela por una cucharadita de extracto de vainilla o una vaina abierta.
Flan de café: añade una cucharada de café soluble a la leche caliente para un sabor más intenso y adulto.
Flan de coco: mezcla 100 g de coco rallado con la mezcla antes de hornear. Queda con dos capas: flan arriba y coco abajo.
Flan de chocolate: añade 100 g de chocolate negro troceado a la leche caliente y remueve hasta que se disuelva.
Flan sin azúcar: utiliza edulcorante apto para cocción y un caramelo sin azúcar para una versión más ligera.
Flan en vasitos individuales: reparte la mezcla en flaneras pequeñas y reduce el tiempo de horneado a unos 35-40 minutos.
Flan exprés en olla rápida: coloca el molde bien tapado en la olla a presión, con agua en el fondo, y cocina durante 10-12 minutos desde que suba la válvula.