Receta de albóndigas de carne muy suaves

ALBONDIGAS DE CARNE MUY SUAVES

Las albóndigas de carne muy suaves son un clásico de la cocina casera, ideales para disfrutar en cualquier comida.

Su textura jugosa y su sabor intenso hacen que sean una opción irresistible para toda la familia. Con ingredientes sencillos y un proceso fácil, puedes prepararlas en poco tiempo sin complicaciones.

Para conseguir unas albóndigas de carne muy suaves, es clave mezclar bien los ingredientes y dejar reposar la masa antes de darles forma.

La combinación de carne picada, ajo, perejil y pan rallado aporta un equilibrio perfecto de sabor y jugosidad.

Además, un buen sofrito y una salsa bien ligada potencian aún más el resultado final.

Estas albóndigas de carne muy suaves se pueden cocinar en distintas salsas, desde una clásica de tomate hasta una versión más sofisticada con vino o caldo.

Su versatilidad permite acompañarlas con arroz, patatas o incluso servirlas en bocadillos. Sea cual sea la opción elegida, siempre quedan deliciosas y reconfortantes.

Si buscas una receta fácil y sabrosa, esta es una apuesta segura. Con unos pocos pasos y los ingredientes adecuados, lograrás unas albóndigas tiernas y llenas de sabor.

Anímate a prepararlas y disfruta de un plato que nunca falla.

INGREDIENTES DE LA RECETA

(para 4 personas)

Para las albóndigas:

  • 500 g de carne picada (mitad ternera, mitad cerdo, o la que prefieras)
  • 1 huevo
  • 2 dientes de ajo picados
  • 2 cucharadas de pan rallado
  • 2 cucharadas de leche
  • 1 cucharadita de perejil picado
  • Sal y pimienta al gusto
  • Harina (para rebozar)
  • Aceite de oliva (para freír)

La salsa:

  • 1 cebolla grande picada
  • 2 dientes de ajo picados
  • 1 zanahoria en rodajas finas
  • 200 ml de tomate triturado (opcional, si las quieres con tomate)
  • 200 ml de caldo de carne o vino blanco
  • 1 hoja de laurel
  • Sal y pimienta al gusto
  • Aceite de oliva

PREPARACIÓN DE LAS ÁLBONDIGAS DE CARNE MUY SUAVES

En un bol, mezcla la carne picada con el ajo, el huevo, el pan rallado, la leche, el perejil, la sal y la pimienta.

Amasa bien hasta que todos los ingredientes se integren y deja reposar al menos una hora.

Forma bolitas del tamaño de una nuez y pásalas por harina.

Calienta aceite en una sartén y fríe las albóndigas hasta que estén doradas por fuera.

Sácalas y resérvalas sobre papel absorbente.

En la misma sartén, retira un poco de aceite si hay demasiado y sofríe la cebolla, el ajo y la zanahoria hasta que estén pochados.

El harina que ha quedado en el aceite le dará más consistencia a la salsa.

Añade el tomate triturado (si lo usas) y cocina unos minutos.

Vierte el caldo o el vino, agrega la hoja de laurel, sal y pimienta.

Introduce las albóndigas en la sartén con la salsa y deja cocer a fuego medio-bajo unos 15-20 minutos para que tomen sabor.

Puedes acompañarlas con patatas fritas, arroz o puré de patatas.

✅ Consejos para unas albóndigas de carne muy suaves perfectas

Mezcla y amasa bien todos los ingredientes para que la carne quede homogénea y jugosa.

Deja reposar la mezcla al menos una hora; esto mejora la textura y el sabor de las albóndigas.

Forma bolitas de tamaño uniforme para que se cocinen de manera pareja.

No abuses del pan rallado para evitar que las albóndigas queden secas o duras.

Pásalas por harina justo antes de freírlas para que formen una costra dorada y crujiente.

Fríelas a temperatura media-alta para sellarlas rápido y mantener los jugos dentro.

Retira el exceso de aceite con papel absorbente para un resultado menos grasiento.

Cocina la salsa a fuego lento para que se integren bien los sabores y las albóndigas queden tiernas.

Si quieres una salsa más fina, tritura antes de añadir las albóndigas para que se impregnen mejor.

Déjalas cocer en la salsa al menos 15-20 minutos para que tomen todo el sabor.

🔄 Variantes para darle un toque distinto

  • Prueba cambiar el perejil por albahaca fresca o cilantro para variar el aroma.
  • Añade especias como nuez moscada, comino o pimentón dulce a la mezcla para dar profundidad al sabor.
  • Para una versión más ligera, hornea las albóndigas en lugar de freírlas.
  • Incorpora un chorrito de nata o crema en la salsa para un toque cremoso y suave.
  • Si te gusta el picante, añade una pizca de cayena o pimentón picante a la carne o a la salsa.
  • Sustituye el caldo por vino blanco para una salsa con más carácter.
  • Acompaña con puré de patatas, arroz blanco, pasta o una ensalada fresca para completar el plato.
  • Puedes congelar las albóndigas crudas o cocinadas para tener comidas listas y ahorrar tiempo.

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